Mi madre es la definición exacta de “una mujer como Dios manda”. Es una perfecta madre y esposa, dedicada por completo a su familia. La bondad y cariño que aporta a su familia es desmesurada. Es esa “gran mujer que hay detrás de cada gran hombre”, es esa “madre no hay más que una”. No hay un solo día que deje de lado sus responsabilidades con los suyos. Cada mañana se levanta pronto, hace la comida, le da el desayuno y le cambia el pañal a mi abuela que no se puede mover, recoge un poco la casa y se va a trabajar a la Barceloneta como contable. A las 15h llega a casa, la trae el 45 o el 19 mientras aprovecha el trayecto para leer (su gran pasión), y acaba de preparar la comida que ha dejado medio preparada por la mañana. Pone la mesa para su marido y para ella, comen y se sienta 10 minutos, ni uno más.
Espera a que venga la chica que cuida a mi abuela, mientras recoge, y luego baja al despacho a ayudar a mi padre. Si no puede venir la chica, se pone a trabajar desde casa con el portátil. Hacia las 20h prepara la cena de mi abuela y se pelea con ella un buen rato para dársela (ya que mi iaia está medio dormida, se vuelva hacia delante o no quiere comer). Luego prepara la cena para los demás y mi comida para el día siguiente. A veces, después de cenar se pone a planchar la ropa y luego se sienta media hora en el sofá a ver la tele con mi padre, en el que muchas veces se queda dormida.
Dice las cosas como son, sufre por sus hijas, aconseja a su marido y se preocupa por que tenga todo lo necesario (por ejemplo un traje bien planchado y una buena colonia). Invierte el dinero que gana en su familia: la universidad de sus hijas, cosas que quieran o necesiten, comida de calidad…
Mi madre es tan perfecta que incluso te hace sentir mal… No soy ni la mitad de buena que ella. La quiero, pero no comparto el enfoque que le da a la vida. No compartimos aficiones, ni formas de pensar, ni gustos… no compartimos casi nada realmente. Sé que se siente orgullosa de mí igual que yo de ella, pero no somos capaces de mantener una relación sana. No me gusta que opine sobre mi vida y mi manera de hacer, no comprende algunas de mis decisiones o relaciones. No nos comprendemos, por eso no nos llevamos suficientemente bien. Por eso, y porque yo soy egoísta y no pienso suficiente en mi familia. Lo veo, lo reconozco, y no lo cambio…