Este lo dedico a todos esos momentos que toda mujer ha sufrido alguna vez en su vida. Ese momento en el que te abrochas un botón más del escote en el metro. Ese momento en el que te cruzas con una chica bien arreglada y justo detrás de ella un grupo de chicos haciendo comentarios y gestos groseros acerca de su culo. Ese momento en el que te sientes observada por algún individuo mientras esperas a tu amiga en la calle, un individuo que no tiene ninguna intención de disimular que está babeando. El momento en el que vuelves sola a casa de noche y tu paso se acelera al ritmo de tu corazón, rezando porque el hombre que camina detrás de ti no te esté siguiendo. El momento en que le plantas cara a alguno de esos desgraciados, rezando por que no haya consecuencias graves, más que algún insulto al estilo “amargada”. Por que sí, por que si te enfadas con estas actitudes parece que seas una infeliz. Y me da rabia el hecho de que tenga que sentirme más segura en ese aspecto cuando voy vestida con un chándal y no llevo maquillaje. Me da rabia que sigan teniendo ese poder impositivo que no merecen.
En este mundo actual de machismo disfrazado me siento fuerte, pero se me hace sentir vulnerable.
Y me gustaría enfocarlo de manera reivindicativa, enfrentándome a este aspecto repulsivo de la sociedad, pero en el fondo se que esta crítica no va a ninguna parte. No es algo que quiera aceptar, pero conozco que he de vivir con ello, compartiendo vagones de metro con esos asquerosos cerdos.