La mente se acomoda en el sofa de la rutina, incluso de esa rutina activa. Y es cuando entra en juego el corazón cuándo ésta se acelera, se despereza y se prepara para la acción. Se despierta con hambre y sed de música, arte y cambio. Empieza a sintetizar todo lo que ha ido absorbiendo durante su letargo y se descubre lo que permanece, la esencia de cada uno, a la vez que denotan nuevos trazos que aportan un cambio en el estilo, ¿tal vez madurez?
El corazón ya no aprieta tan fuerte, también él ha madurado supongo, se retuerce suave; doliendo, pero dejando respirar. Me empuja a sentir, a decir lo que nunca digo, a contemplar alternativas que me lleven a tocar el cielo. Si las alas las tienes… la cuestión es si las vas a utilizar. La incertidumbre invade cada rincón de mi cuerpo, cada hueco entre mis dientes, no puedo hacerme una idea de quién va a triunfar en esta disyuntiva que es la vida.
Pero me siento viva, en paz. Triste… pero en harmonía. Algo nuevo se presenta, aún no se ha decidido, pero se vislumbra una segunda parte… ¿será…?
Gracias @alexandra_dos_santos por esta magnífica fotografía.