Me fascinan los toldos verdes de Barcelona que se ven en la mayoría de los edificios. En un mismo edificio puedes encontrarte con un montón de formas diferentes que los caracterizan. Están los tipo cortina; los que se enrollan; algunos viejos todos rasgados y descoloridos; el típico que acaban de instalar perfectamente acondicionado con un bisel blanco reluciente; otros con personalidad luciendo unas rayas blancas finas verticales; uno del que ya solo queda un colgajo de tela cutre, y otros bajados y otros subidos.
Eso sí, todos son verdes…